Por: Karol Pérez, Becaria Walton
En un lugar donde parecía difícil soñar en grande, decidí que cambiar mi historia sería mi mayor logro. Desde pequeña, supe que mi camino no sería fácil ni común. No contaba con todas las oportunidades, pero sí con una fuerza interior que me impulsaba a seguir adelante. Para mí, la educación siempre fue mucho más que un derecho; fue la llave para transformar mi vida y la de quienes me rodean. Ser estudiante de negocios ha sido, desde el principio, una manera de prepararme para enfrentar desafíos y abrir puertas donde otros solo ven muros.
En un lugar donde parecía difícil soñar en grande, decidí que cambiar mi historia sería mi mayor logro
Todo empezó con pequeños pasos: vendiendo ropa en Panamá y buscando maneras creativas de generar ingresos. Poco a poco, esos pequeños logros se transformaron en proyectos sociales y sueños más grandes, acompañados de un deseo fuerte de emprender con significado. Cada clase y cada reto académico me han ayudado a acercarme a la meta que tengo clara: ser una agente de cambio, no solo para mí, sino para mi comunidad.
Estudiar negocios en Estados Unidos ha sido un desafío, pero también una oportunidad increíble para crecer. He aprendido a comunicarme con personas de diferentes culturas, a liderar con empatía y a buscar soluciones que sean sostenibles y justas. No estudio solo para ganar dinero, sino para generar un impacto positivo real. Quiero crear empresas que inspiren, que creen empleos y que ayuden a quienes más lo necesitan.
Mi experiencia no se trata solo de libros o exámenes, sino de crecimiento, esperanza y visión. Sé que el éxito verdadero no está solo en un título, sino en la capacidad de transformar vidas. Estoy aquí para aprender, pero sobre todo, para ser una líder que haga la diferencia. Cuando el conocimiento se une al propósito, los límites desaparecen.
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